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DannyGMaster

Daymare: The Dreamer's Worst Fear

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¡Domo, VZ4 no minna!

 

He aquí la novela, o sea, el guión de mi primer proyecto con el RPGVX. Léanla, personalmente me gusta mucho cómo me está quedando y

quiero compartirla con ustedes. Por ahora el juego no está muy avanzado, y realmente no se parece mucho a la historia de la novela, pero

bueno, vean esto como la historia original.

 

He aquí el prólogo y el primer capítulo, si les gusta, editaré y publicaré el segundo y así.

 

Nota: Son capítulos bastante largos así que deben tener tiempo para leer.

 

DAYMARE: The dreamer's worst Fear

 

Introducción

 

 

 

 

En esta obra se aborda el tema del ensueño, palabra utilizada para nombrar al proceso de soñar, la manifestación mental de imágenes, escenas y sentimientos de una persona que duerme. Todos hemos soñado alguna vez en nuestra vida, y lo correcto es decir, como se explica en el libro, que aunque no seamos capaces de recordarlo, los seres humanos soñamos casi todos los días, alrededor de noventa minutos. Hablo en serio.

 

 

 

90 minutos en los que nos sumergimos en lo más profundo de nuestro subconsciente, donde nuestra mente juega con nosotros y nos muestra todo tipo de cosas, a veces agradables, a veces horripilantes. Algunas personas son capaces de recordar parte de lo que sueñan, otras recuerdan gran parte y otras no sueñan, o eso creen. Pero los sueños están ahí, son parte de nuestra humanidad.

 

 

 

Esta introducción está concebida para explicar y alertar al lector sobre lo que encontrará en las siguientes páginas. Es una novela, sí, pero también es un libro un poco científico, un compendio de todos los saberes, o la gran mayoría de lo que la ciencia ha descubierto hasta hoy sobre los sueños, tanto en seres humanos como en algunos animales. Es conocido que muchos autores y creadores de ficción a lo largo de la historia han utilizado los sueños como una vía para mostrar hechos muy lejanos de la realidad, un ejemplo clásico es la novela de Lewis Carrol "Alicia en el País de las Maravillas", que como todos sabemos su trama transcurre mayormente en un sueño. A lo largo de la historia, muchas veces se habla de personas a las cuáles se les aparecen en sueños ángeles, Jesús y hasta Dios mismo. Pero, ¿eran ellos realmente, o solo manifestaciones de la fé de estas personas? En sueños puede ocurrir cualquier cosa, y como verán también en el libro, los sueños a veces manifiestan sentimientos reprimidos, recuerdos aparentemente olvidados, incluso conjeturas sobre el futuro que hacemos incoscientemente a partir de lo que vivimos todos los días. Explicado con mas detalle en la novela.

 

 

 

La novela gira en torno a palabras como onirología, mundo onírico, onironauta, paroxismo, todas son conceptos reales aceptados por la comunidad científica mundial. También se hace un resumen histórico sobre el estudio de los sueños a través de los tiempos, se habla de grandes estudiosos del tema y de fenómenos reales, leyendas, cuentos, novelas, películas, todo lo que relaciona al mundo de los sueños con la cultura universal.

 

 

 

Visto todo tanto desde un punto de vista científico y fisiológico como desde el punto de vista psíquico. Todos los conceptos y técnicas mencionados en esta obra son verdaderos, o al menos son bastante parecidos a los reales. Los he recopilado mediante una ardua investigación tanto en la Internet como en algunos libros de psicoanálisis y neurología. Todo simplificado de tal forma que el lector sea capaz de comprender. La protagonista, gracias a los ejercicios descritos, se vuelve capaz de controlar al máximo sus sueños, y con este poder, logra cosas increíbles como proyectarse astralmente. Aquí entra un poco la fantasía, sí, pero no está tan lejos de la realidad lo que descubrirá aquí de lo que usted cree.

 

 

 

Por supuesto, el lector podría interesarse en poner en práctica estas técnicas, querrá poder recordar todo lo que sueña, poder dormirse a voluntad y despertar cuando quiera, soñar con cualquier cosa que desee, y hacer lo que quiera en sus sueños. Puede lograrlo, pero tenga en cuenta que aunque muchos de estos ejercicios están probados científicamente, no todo el mundo es capaz de llevarlos a cabo satisfactoriamente. A algunos les costará más trabajo que a otros. Y quizá lo que se explica aquí no sea suficiente. Le recomendamos indagar, investigar mucho más sobre los sueños y el poder de controlarlos, descubrir de qué modo le resulta más fácil lograrlo. Nada de lo que intentará aquí puede hacerle un daño mayor que el de darle un susto si tiene pesadillas, o el de una leve parálisis del sueño. Si nota que hacer lo aquí descrito le afecta de alguna forma, abandone estas prácticas inmediatamente. La decisión, como siempre, está en sus manos.

 

DannyGMaster

 

 

 

 

Capítulo 1

 

 

 

 

Sueño: m. Estado fisiológico propio del hombre y de los animales superiores, de presentación periódica, en el cual se suspenden los procesos integrativos que tienen lugar al nivel de la corteza cerebral entre las vías nerviosas aferentes y las vías eferentes o motrices. // Ganas de dormir. // Ilusión, deseo, fantasía. // Actividad psíquica (sucesos, escenas, etc.) que se desarrolla durante el sueño independientemente de la voluntad del que duerme.

 

 

 

 

 

I. Sobre sueños y otras nimiedades.

 

 

 

 

 

Flotaba, rodeada por todas partes de una sustancia blanca, parecida a la espuma, tremendamente fría al tacto y que se deshacía en forma de líquido en cuanto hacía contacto con su piel. Le costó un buen rato descubrir que aquella extraña masa que la envolvía no era rara ni antinatural, como le había parecido al principio. Tal modo de pensar se debía principalmente a que, en teoría, jamás había estado en contacto con esa sustancia, a pesar de ser esta algo tan cotidiano que no pasaba un día sin que la viera. Era una nube. Pequeñas partículas de hielo y gotas de agua suspendidas en el aire, formadas por la condensación del exceso de agua en estado gaseoso en la atmósfera superior.

 

 

 

Pero en aquel instante, el proceso de formación de las nubes no le importaba más que el hecho de que estaba realmente FLOTANDO dentro de una nube. ¿Cómo era eso científicamente posible? Sencillamente no lo era. ¿Acaso era aquello un sueño? ¿Y por qué no? se preguntó. Claro, estoy soñando, ¿qué otra explicación puede haber? La nube se desvaneció de pronto, como si el hecho de haber descubierto su naturaleza la hubiese hecho desaparecer.

 

 

 

Karen se estremeció al chocar contra una densa corriente de aire, frío como el hielo, que la hizo instintivamente encogerse y frotarse cada brazo con la mano del brazo contrario. Había más nubes, a siete u ocho metros por debajo de ella, empujadas caprichosamente por el viento que soplaba en dirección norte nordeste, y arrastraba a Karen con tanta fuerza como si ella misma se tratase de una nube. El sol, en lo alto del cielo, brillaba ya con poca intensidad, dirigiéndose vertiginosamente hacia su escondite tras las montañas a lo lejos. Vertiginosamente, porque en menos de un minuto y ante el asombro de Karen ya había caído la noche, y pudo ver que la luna llena llenaba de reflejos plateados las nubes.

 

 

 

Qué sueño tan extraño. Se dejó arrastrar por las corrientes, que ascendían cada vez más y más, hasta un momento en que creyó que estaba subiendo demasiado. "Ojala tuviera alas. Así podría remontar estos vientos y volar a donde me apeteciera".

 

 

 

- Alas tendrás.

 

 

 

Creyó haber escuchado una voz, un susurro casi inaudible junto a su oído. Giró la cabeza exaltada, pero no vio a nadie. ¿Había sido el viento? De repente tenía esa sensación. Pero pronto fue sustituida por algo mucho más intenso. No sintió dolor alguno, fue más bien una un picor, algo parecido al roce de una toalla con la piel. De pronto sintió que su espalda se ensanchaba, aunque eso era algo inaudito. No podía tener dos metros de espalda, y seguir conservando la forma humana. Sintió luego como si le hubieran crecido dos nuevos brazos, pero en la espalda. Y comenzó a caer.

 

 

 

El viento de forma repentina dejó de soplar, y Karen cayó. Atravesó la capa de nubes a una velocidad alarmante, y por un par de segundos solo sintió frío y no fue capaz de ver nada. Luego, recuperó la visión, y lo que observó la dejó sin aliento. Verde, verde por todas partes, a miles de kilómetros de distancia. Karen se precipitaba hacia una especie de llanura, que brillaba a pesar de la negrura de la noche.

 

 

 

- Vuela. Tienes las alas. Vuela.

 

 

 

Karen cayó en la cuenta de que las extremidades que había pensado eran brazos en su espalda, no eran otra cosa sino alas. De inmediato, pensó en agitarlas, cerró los ojos y se imaginó que dejaba de caer. Sintió un dolor intenso cuando agitó sus alas por primera vez. Fue como si hubiese usado sus dos brazos para levantar un televisor. Pero la sensación de caída comenzó a desaparecer. Sus alas volvieron a agitarse, esta vez con mucho menos esfuerzo. Siguió agitándolas, moviéndolas como si aleteara con ambos brazos, visualizándose a sí misma, en medio del aire, volando. Aleteó y aleteó, Abrió los ojos. Lo había logrado.

 

 

 

Deseó bajar. Disminuyó la intensidad del aleteo gradualmente, y comenzó a descender con lentitud. Estaba a solo 50 metros del suelo. A pesar del excesivo ritmo en que latía su corazón, y del enorme miedo que todavía sentía, fue capaz de controlarse, y siguió bajando, cada vez con más facilidad. Solo entonces reparó en los detalles del campo sobre el que estaba a punto de aterrizar.

 

 

 

Cuál no sería su sorpresa, al descubrir que no toda la hierba brillaba, como había pensado, solo una pequeña parte de ella. Una parte que, no casualmente, dibujaba un símbolo de dimensiones colosales. Recordó, casi inmediatamente, las marcas en los sembrados que tan a menudo aparecían en las noticias, hechas supuestamente por OVNIS que habían aterrizado en esos lugares. Pero aquello no era ni remotamente parecido. Era una estrella de ocho puntas, en cuyo centro se dibujaba, con un verde más intenso, un signo conocido: la esvástica, la cruz gamada utilizada en 1945 por los nazis. Y, en el centro de la esvástica, un círculo mucho más pequeño con un corazón dentro. Justamente sobre ese corazón, que debía medir alrededor de 3 metros de diámetro, era donde Karen iba a aterrizar.

 

 

 

Cuando estuvo a un metro del suelo, se dejó caer. Cayó de pie, sobre la hierba fosforescente. Y solo entonces pudo verse las alas. Las extendió primero hacia delante, como si extendiera los brazos, y pudo verlas. Debían medir alrededor de dos metros cada una, lo suficiente como para sostener todo su peso en vuelo. Eran de un color negro intenso, con vetas blancas e irregulares.

 

 

 

- Son hermosas.

 

 

 

Aquella voz otra vez.

 

 

 

- ¿Quién eres? - preguntó Karen, mirando al cielo de donde había venido.

 

 

 

- Soy.

 

 

 

- ¿Quién?

 

 

 

- Yo.

 

 

 

Karen miró a todas partes, intentando descubrir de dónde venía aquella voz.

 

 

 

- ¿Estoy soñando?

 

 

 

- Tú qué crees.

 

 

 

- Qué sí.

 

 

 

- Entonces estás soñando.

 

 

 

Karen se sintió confundida.

 

 

 

- No solo porque yo diga que lo creo, quiere decir que es cierto. - dijo Karen, algo contrariada. Quería saber quién era ese sujeto y por qué no daba la cara.

 

 

 

- Tú eres la dueña y señora de este dominio. Es tu sueño, por tanto, lo que tú digas, es verdad. Lo que desees, también lo es.

 

 

 

- Deseo que des la cara. - afirmó Karen, sonriendo triunfante, como si estuviese segura de haber dado con la clave de aquel asunto.

 

 

 

- Aquí estoy - dijo la voz, esta vez a sus espaldas. Karen se giró, y vio que ya no estaba en aquel campo.

 

 

 

Se hallaba en un lugar que tenía todas las pintas de ser una biblioteca. Había tres de estanterías a su alrededor, repletas de libros, de todos los colores, formas y tamaños. Más a la derecha, un estante hecho de madera vieja, que albergaba varias docenas de libros de aspecto antiguo. Frente a ella, un estante de una madera que parecía recién barnizada, con alrededor de 20 libros de diversos colores, y varias docenas de color blanco, sin título alguno. Y el estante de la izquierda, hecho de un metal dorado, estaba vacío.

 

 

 

Notó que estaba sentada sobre una superficie mullida y limpia. Y, extrañada, reconoció el tacto de la tela sobre la cual apoyó ambas manos. Giró la cabeza, y se quedó atónita al descubrir que estaba sentada en su propia cama. La sábana tenía el mismo aroma a cereza del detergente que utilizaba su madre para lavarla, y se sentía igual. Estaba deshecha, como si hubiese acabado de despertarse. Volvió a mirar hacia los estantes, y lo vio.

 

 

 

Estaba recostado en un cómodo butacón de aspecto antiguo. Era un joven, probablemente tendría 2 o 3 años más que ella. El pelo negro azulado. Los insondables ojos grises. Orejas demasiado puntiagudas. Rostro afilado. Una sonrisa escalofriante.

 

 

 

- Estás muy hermosa, vestida así. - dijo el extraño, a modo de saludo. Karen se miró y se dio cuenta de que estaba en ropa de dormir. O sea, en ropa interior. Dejó escapar un grito ahogado mientras se cubría rápidamente con

 

la sábana.

 

 

 

- ¡Pervertido!

 

 

 

- Gracias - dijo el joven haciendo un amago de reverencia - Aunque sé que no debo tomarlo como un cumplido. Sin embargo, no deberías considerar "perversión" el hecho de que te pida que te cubras ante mis... irrespetuosos ojos. Sería correcto si te hubiese dejado así, pero no lo he hecho.

 

 

 

Era cierto. Pero, ¿por qué había aparecido así?

 

 

 

- Pero, el hecho de que no lleve ropa, ¿no es cosa tuya, o sí?

 

 

 

- En los sueños, como en la vida real, no todo nos sale como esperamos. El hecho de que hayas aparecido desnuda ante mí no tiene nada que ver conmigo. No soy más que una víctima, aunque está mal utilizar ese calificativo en mi caso. Como ya dije antes, es tu sueño.

 

 

 

- Si es mi sueño, ¿por qué estás tú en él? ¿Dan Master?

 

 

 

El joven pareció sorprenderse al escuchar su nombre.

 

 

 

- Vaya, conque me recuerdas. Eso no me lo esperaba, Karen Anderson del 2-C. Segundo año de la Preparatoria de Verdant. En el poco tiempo en que estuviste en el consejo de estudiantes, mientras estuve ejerciendo como presidente, nos topamos un par de veces. Eras, a ver... Encargada de Estudios. Pero dejaste el cargo, y un poco tiempo después lo dejé yo. No nos hemos vuelto a ver desde entonces, y de eso hace más de un año. No has cambiado mucho.

 

 

 

- Dan. ¿Qué... estás... haciendo... en... mi... sueño?

 

 

 

- ¿Por qué no se lo preguntas a tu subconsciente? Después de todo, solo soy parte de tu sueño. Soy un producto de tu imaginación. Tu psiquis me trajo a tu sueño por alguna razón. ¿Será que estás enamorada de mí o algo como eso?

 

 

 

- ¡De ninguna manera! - exclamó Karen, ofendida. Nunca había sentido nada por un chico de su edad, mucho menos por alguien como Dan Master - Tú... Yo... ¿Por qué este sueño tan extraño? ¿Qué hago en este lugar? ¿Y qué significaba ese símbolo sobre el que...?

 

 

 

- Demasiadas preguntas - la interrumpió Dan, haciendo un gesto - Permíteme responder una por una, ya que si tienes la certeza de que puedo responderte, entonces puedo. Veamos. Por qué este sueño tan extraño, ¿y cuando un sueño no es extraño? El por qué, no lo sé, eso solo lo sabe tu subconsciente. Todos soñamos, ¿sabes? No hay nada de malo en ello. Este lugar, bien, te lo explicaré. Es bastante simple. Esta es la Habitación de Tu Vida.

 

 

 

Karen lo miró con incredulidad, arqueando una ceja, como si hubiese dicho algo sin sentido.

 

 

 

- No sé de qué te extrañas, es bastante obvio - se levantó, y caminó hacia el estante más a la derecha, el de los libros viejos - Este estante, representa tu Pasado. Es de madera vieja, y todos los libros también lo son. En ellos está registrado todo el transcurso de tu vida, y probablemente de algunas de tus vidas pasadas. - Acto seguido, tomó un libro al azar, un documento pequeño, con cubierta de cuero, lleno de polvo. - "Álbum Completo de Grandes Hazañas de Karen Anderson" - leyó en voz alta.

 

 

 

Dan le lanzó el libro a Karen, pero esta no lo atrapó y cayó sobre la cama, lejos de ella. Tenía las manos ocupadas en aferrar la sábana contra su pecho, ocultándose del intruso.

 

 

 

- Por dios, Karen, es tu sueño - le reprochó Dan como si Karen hubiese respondido mal una

 

pregunta absurdamente sencilla - Si deseas estar vestida, lo estarás.

 

 

 

Karen cerró los ojos, y se imaginó que llevaba un vestido de noche, con incrustaciones de piedras preciosas. No supo exactamente por qué deseó vestir así, supuso que para probar hasta dónde llegaba su control sobre aquel sueño. Cuando se miró, comprobó con cierta fascinación que la sábana se había convertido en un vestido negro. Justo como se lo había imaginado. Miró a Dan con orgullo, y descubrió en la mirada de este ese sentimiento que solo aparece en los hombres que quedan deslumbrados ante la belleza femenina.

 

 

 

Seguidamente, Karen alargó el brazo hasta alcanzar el libro, y se lo puso en el regazo. Lo abrió por la primera página. Una foto de un bebé recién nacido que reía con un único diente. Debajo, una nota rezaba: "Primer diente". Karen siguió hojeándola llena de asombro. Primer paso, primera palabra, Primer cumpleaños, primera buena nota, el libro se extendía por toda su niñez, enumerando cada acontecimiento, relevante o no, de su corta vida. Siempre con fotos en blanco y negro, descoloridas por el paso del tiempo, con notas al pie. Llegaba hasta sus 10 años, y la última hazaña ilustrada era "Primera graduación". Karen cerró el libro, y miró hacia el estante, repleto de libros, donde Dan hojeaba otro ejemplar, esta vez uno enorme titulado "Mis padres y abuelos".

 

 

 

- Interesante. - decía Dan - No sabía que tus dos padres tuvieran la misma profesión. Me pregunto qué clase de persona será una que ha sido criada por psicólogos. Seguramente te entenderán mejor que el resto de los padres a sus hijos, ¿me equivoco?

 

 

 

- En cierta forma, tienes razón - dijo Karen, y de pronto pareció descubrir algo deplorable - ¡Hey, deja de hurgar en mi vida!

 

 

 

- Tranquila, soy un producto de tu imaginación - replicó Dan, sin embargo, volvió a colocar el libro en su sitio. - Vaya, qué pesada eres.

 

 

 

Karen dirigió la mirada hacia los otros dos estantes.

 

 

 

- Debo entender que estos estantes restantes, ¿son mi presente y mi futuro?

 

 

 

- Exacto, querida - la felicitó aplaudiendo con fervor - Has dado exactamente en el clavo, aunque no esperaba menos de ti. El estante del medio, es tu vida Presente, lo que has vivido y pensado hasta el momento. Puede que... - se dirigió con interés hacia el estante barnizado - Uno de estos libros esté registrando, en este preciso instante, este sueño que estás teniendo. Y todos los libros en blanco que ves, no son más que los futuros registros de tu presente, o sea, que están destinados a recopilar lo que te suceda durante lo que te queda de vida.

 

 

 

- ¿Y el estante del futuro?

 

 

 

- Ese, por lo general, siempre lo encontrarás vacío - le respondió Dan, como si estuviese diciendo algo tremendamente triste - Dado que tú no sabes ni sabrás lo que te sucederá en el futuro.

 

 

 

- Entonces, por qué existe - le preguntó Karen, con interés.

 

 

 

- A veces uno hace conjeturas que resultan volverse reales. Por ejemplo, si dices "mañana despertaré", lo más seguro es que en cuanto este sueño acabe despiertes, entonces esa es una realidad absoluta, y no hay casi nada en el mundo que afecte esa predisposición de manera directa, excepto una casualidad de una entre un billón. Si lo pensases, quizás en el estante de tu Vida Futura aparezca un libro llamado "Mañana Despertaré" o algo por el estilo. Ahí tienes la utilidad del estante futuro. Si haces una conjetura, y esta aparece reflejada, entonces da por seguro que esta ocurrirá.

 

 

 

- Pero, eso puede ser usado para ver el futuro, entonces - reflexionó Karen, poniéndose un dedo en la barbilla - Si yo dijese "Algún día moriré", técnicamente es una realidad absoluta, ya que todos morimos algún día. Entonces aparecería un libro sobre mi muerte.

 

 

 

- No es tan fácil. Suponiendo que eso diera resultado, lo cual no ocurre siempre, seguramente aparecería un libro con ese título, pero aún así estaría en blanco. Tu cerebro sabe que morirás, pero no tiene manera de saber si será de forma natural, o de enfermedad, o de otra. ¿Entiendes lo que quiero decirte? Puedes hacer conjeturas, pero no sabes cómo ocurrirá lo que estás conjeturando.

 

 

 

- Creo que entiendo - asintió Karen. Estaba fascinada, ese podía ser el mejor sueño que había tenido en toda su vida.

 

 

 

- Cuando despierte, ¿recordaré este sueño? - preguntó, esperanzada.

 

 

 

- Veo que te ha gustado - Dan se acercó a ella, y se sentó en el sillón nuevamente. - Eso está bien. Por supuesto que lo recordarás. Los sueños lúcidos no son tan fáciles de olvidar. Además, si te despiertas en fase REM, como planeo que hagas, podrás recordar la mayor parte de lo que has soñado.

 

 

 

- ¿Fase qué?

 

 

 

- Lo sabrás muy pronto, Karen Anderson. - Dan se puso de pie - Vaya, tu sueño se ha prolongado demasiado.

 

Es hora de que despiertes, querida. Recuerda todo lo que has hecho y visto aquí. Este no será el último sueño lúcido que tengas. Descubrirás, pronto, el poder que tienes dentro de ti. Pero eso no corresponde ahora. - de pronto sus ojos habían obtenido un brillo terriblemente siniestro. A Karen no le hizo gracia ver aquello - Ahora, a forzar tu despertar.

 

 

 

Repentinamente Dan se lanzó sobre ella. Karen alzó las manos instintivamente, pero Dan la agarró con una fuerza que estaba más allá de lo comprensible. Karen luchó, inútilmente, hasta quedar completamente inmovilizada.

 

De pronto volvía a estar en ropa interior, y tenía a Dan Master sobre ella. Intentó hablar, gritarle, maldecirlo, pero no emitió sonido alguno. Se limitó a mirar a los ojos de aquel sujeto, que le devolvió la mirada, excitado como si estuviese a punto de hacer algo enormemente peligroso.

 

 

 

- Tranquila, esto lo haré para que puedas despertar y recordar todo el sueño. - Le colocó los brazos a los lados del cuerpo, y Karen fue incapaz de moverlos. Se sentía como si la hubiesen sedado. Odia a ese ser, fuese un producto de su imaginación o no. ¿Por qué su subconsciente le hacía eso? Quería despertar.

 

Despertar. Despertar - Vamos, tranquila, ¿nunca habías hecho esto con un chico? Ya veo, eres virgen hasta de alma. Suerte para ti que esto solo es un sueño. Pero no te preocupes, cuando despiertes, te sentirás bien.

 

 

 

La besó en los labios. Fue algo fugaz, repentino, como todo lo que había sucedido en los últimos minutos. ¿O habían sido horas? Una descarga de adrenalina le recorrió el cuerpo. Sus ojos se cerraron, y no porque ella lo deseara. Había sido una respuesta instintiva, como si su cerebro hubiese actuado por ella. Su mano derecha se movió por sí sola, hacia la mejilla de Dan, y la acarició con suavidad. Levantó el otro brazo, y colocó ambos sobre los hombros del joven. El beso se prolongó por unos segundos más. Luego el mundo comenzó a dar vueltas, vio libros, fotos de bebés, su cama, un vestido de noche, alas de ángel, un símbolo del que no llegó a conocer su significado, y la sonrisa casi maniática de Dan Master.

 

 

 

"Búscame, Karen Anderson. Búscame en la realidad, y búscame en los sueños. Hoy, te he dado un poder que no poseen todos los seres humanos. Está en tus manos utilizarlo o no. Busca en tu vida onírica aquello que no encontrarás en tu vida despierta. Utiliza todos los medios posibles para volver a soñar como esta noche. Tu reto es controlar tus sueños. Cuando lo logres, y puedas encontrarme, entonces obtendrás todas las respuestas. Entonces podrás vengarte de mí"

 

 

 

 

 

Abrió los ojos. Tenía calor, pero era agradable. Una sensación de placidez infinita, como si una energía regenerativa llenara su cuerpo y su alma. El pecho le ardía, el corazón latía a más no poder y su respiración era rápida y entrecortada. No podía moverse, pero estaba bien. Por el rabillo del ojo, chequeó el despertador. Eran las 6:50 A. M. Los primeros rayos del sol ya se colaban a través de los vitrales sobre las ventanas de su habitación. Concentró su mirada en el techo. Era la primera vez que sentía algo tan placentero, tan calmante. Aún, en lo más profundo de su mente, sentía que debía recordar algo. Algo a lo que debía odiar. Y también algo que debía lograr. Pero aquel no era el momento para pensar en esas nimiedades. Quizás después. Ahora solo quería relajarse.

 

 

 

***CAP-1-FIN***

 

 

 

 

 

 

Si les ha gustado, coméntenlo y publicaré el segundo.

 

SALUDOS!! :D:D

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Me ha gustado mucho el capitulo 1, te lo has currado bien. Has tenido que buscar un monton para encontrar toda esa información sobre los sueños, cosa que me interesa un monton desde hace tiempo. Haber cuando haces el capitulo 2 para que le heche un ojo...

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